15 de enero de 2015

Jorge, incansable militante

Jorge era de esos que luchan toda la vida, era de los imprescindibles. Un tipazo.

No hay persona que lo haya conocido que no haya sido acariciada por su corazón, por su humor, por su compañerismo, por su compromiso, por su pasión.

Los que lo conocimos, los que fuimos parte de su vida podemos decir sin temor a equivocarnos que conocimos una persona especial, que no olvidaremos jamás.

Pasional, gracioso, peleador, generoso, humilde, cualquiera de esas cualidades sirve para describir lo que era Jorge.

Un compañero único pero único de verdad. 

A todos nosotros alguna vez nos escuchó, nos contuvo, nos conmovió, a todos nosotros Jorge nos regaló la posibilidad de aprender de su ejemplo.

No hubo injusticia que no lo conmoviera, desde la más chiquita a la más grande, no hubo lucha que Jorge abandonara, no hubo debate que no diera.

Jorge estaba en todo, siempre poniendo su cuerpo y su compromiso.

Todo aquel que sufriera injusticias tenía a Jorge de su lado. 

Jorge era batallador, iba al frente en todas, era un guerrero de la justicia pero además contagiaba optimismo y humor. El peleaba pero cagándose de risa, lleno de humanidad.

Ahí estaba Jorge, peleando por los derechos de los trabajadores telefónicos, peleando junto a las trabajadoras sexuales, peleando por el Borda, peleando por las víctimas del gatillo fácil, peleando por los artesanos, por los docentes, por los 30.000 compañeros, peleando por todos y todas.

Jorge fue el compañero de Familiares que siempre estuvo durante la larga noche de impunidad y también fue un soldado del proyecto nacional, al que amaba, defendía y discutía con toda su pasión.

Jorge fue un compañerazo de verdad, de corazón, único.

El idioma castellano nos queda chico para describirlo, cualquier cosa que digamos ahora es poca cosa si hablamos de Jorge. Se nos fue un Sol.

Seguramente Jorge debe cagarse de risa de nuestro intento por escribir algo para despedirlo. Nos tomaría el pelo al leer esto y le parecería una pelotudez lo que escribimos.

Nosotros, con nuestro corazón llorando queremos despedir a nuestro compañero, amigo y hermano. Todas y todos nosotros nos quedamos con anécdotas, charlas y momentos a tu lado.

A todos nosotros nos hiciste bien, nos dejaste una huella imborrable.

Nos viene a la cabeza el discurso de Fidel, cuando despedía al Che y se preguntaba “¿Cómo queremos que sean nuestros hijos?” y respondía “Que sean como el Che”. 

Nosotros decimos “Que sean como Jorge”.

Los grandes maestros enseñan con el cuerpo cuando son jóvenes, con sus palabras cuando son grandes y con su legado cuando ya no están.

A nosotros se nos fue un Maestro, llorarlo es poco…Eternamente nuestro, eternamente de todos y todas:

Compañero Jorge Morresi, presente, ahora y siempre!